A lo largo de nuestra vida se presentan ante nosotros pequeñas y grandes dificultades que nos hacen caer,tropezar,dudar...algunas nos hieren,otras se nos hacen inmensas y todas ellas nos dejan una huella....
Montañas de pequeñas cosas que nos cuesta escalar,montañas de dudas,de deseos insatisfechos,de ilusiones a medio gas o de situaciones sin resolver...
Por ello os dejo un buen artículo del maestro Coelho,que nos da las pautas para subir todas esas montañas y ver la luz...!!!!
MANUAL PARA SUBIR MONTAÑAS- Paulo Coelho
A.
Escoge la montaña que deseas subir:
no te dejes llevar por los comentarios de los demás que dicen "esa es más
bonita", o "aquella es más fácil". Vas a gastar mucha energía y
entusiasmo en alcanzar tu objetivo, y por lo tanto eres tú el único responsable
y debes estar seguro de lo que estás haciendo.
B.
Sabes cómo llegar frente a ella: muchas veces, vemos la montaña de lejos,
hermosa, interesante, llena de desafíos. Pero cuando intentamos acercarnos,
¿qué ocurre? Que está rodeada de carreteras, que entre tú y tu meta se interponen bosques, que lo que
parece claro en el mapa es difícil en la vida real. Por ello, intenta todos los
caminos, todas las sendas, hasta que por fin un día te encuentres frente a la
cima que pretendes alcanzar.
C. Aprende de quien ya caminó por allí: por
más que te consideres único, siempre habrá alguien que tuvo el mismo sueño
antes que tú, y dejó marcas que te pueden facilitar el recorrido; lugares donde
colocar la cuerda, picadas, ramas quebradas para facilitar la marcha. La
caminata es tuya, la responsabilidad también, pero no olvides que la
experiencia ajena ayuda mucho.
D.
Los peligros, vistos de cerca, se pueden controlar:
cuando empieces a subir la montaña de tus sueños, presta atención a lo que te
rodea. Hay despeñaderos, claro. Hay hendiduras casi imperceptibles. Hay piedras
tan pulidas por las tormentas que se vuelven resbaladizas como el hielo. Pero
si sabes dónde pones el pie, te darás cuenta de los peligros y sabrás
evitarlos.
E.
El paisaje cambia, así que aprovéchalo: claro que hay que tener un objetivo en
mente: llegar a lo alto. Pero a medida que se va subiendo, se pueden ver más
cosas, y no cuesta nada detenerse de vez en cuando y disfrutar un poco del panorama alrededor. A cada metro conquistado,
puedes ver un poco más lejos; aprovecha eso para descubrir cosas de las que
hasta ahora no te habías dado cuenta.
F.
Respeta tu cuerpo: sólo consigue subir una montaña aquel que presta a su cuerpo
la atención que merece. Tú tienes todo el tiempo que te da la vida, así que, al
caminar, no te exijas más de lo que
puedas dar. Si vas demasiado deprisa, te cansarás y abandonarás a la mitad.
Si lo haces demasiado despacio, caerá la noche y estarás perdido. Aprovecha el
paisaje, disfruta del agua fresca de los manantiales y de los frutos que la
naturaleza generosamente te ofrece, pero sigue caminando.
G.
Respeta tu alma: no te repitas todo el rato "voy a conseguirlo". Tu
alma ya lo sabe. Lo que ella necesita es usar la larga caminata para poder
crecer, extenderse por el horizonte, alcanzar el cielo. De nada sirve una
obsesión para la búsqueda de un objetivo, y además termina por echar a perder
el placer de la escalada. Pero atención: tampoco te repitas "es más
difícil de lo que pensaba", pues eso te hará perder la fuerza interior.
H. Prepárate para caminar un kilómetro más:
el recorrido hasta la cima de la montaña es siempre mayor de lo que pensabas.
No te engañes, ha de llegar el momento en que aquello que parecía cercano está
aún muy lejos. Pero como estás dispuesto a llegar hasta allí, eso no ha de ser
un problema.
I.
Alégrate cuando llegues a la cumbre: llora, bate palmas, grita a los cuatro
vientos que lo has conseguido, deja que el viento allá en lo alto (porque allá
en la cima siempre hace viento) purifique tu mente, refresca tus pies sudados y
cansados, abre los ojos, limpia el polvo de tu corazón. Piensa que lo que antes
era apenas un sueño, una visión lejana, es ahora parte de tu vida. Lo conseguiste.
J.
Haz una promesa: aprovecha que has descubierto una fuerza que ni siquiera
conocías, y dite a ti mismo que a partir de ahora, y durante el resto de tus
días, la vas a utilizar. Y, si es posible, promete también descubrir otra
montaña, y parte en una nueva aventura.
K.
Cuenta tu historia: sí, cuenta tu historia. Ofrece tu ejemplo. Di a todos que es posible, y así otras personas
sentirán el valor para enfrentarse a sus propias montañas.
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